Que el corte en el suministro de oxígeno viene siendo un técnica sexual desde tiempos inmemoriales es un hecho. Que da mal rollo ver algo así es tan cierto como lo primero. Por eso, la serie de fotos de Haruhiko Kawaguchi apela en Flesh Love a la contradicción del amor y el sufrimiento para dejar en el espectador un poso de desasosiego altamente estimulante.
El golpe al observador es aún más rotundo cuando se sabe que no hay ningún tipo de efecto ni truco en las imágenes del artista japonés. Kawaguchi se sirvió únicamente de una aspiradora, unas bolsas de plástico y los intrépidos voluntarios que tuvieron a bien introducirse en ellas. “Quería preservar ese sentimiento para siempre”, explicaba al medio alemán Spiegel.
vía @yorokobumag
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