El bicampeón de la Europa League vuelve
a escena en la Liga, su asignatura pendiente desde su retorno de las cloacas de
Segunda División. Con las apreturas económicas propias de una estación de dura
crisis, sumado a un protocolo de endurecimiento del régimen fiscal español, ha
conllevado la poca inversión del club rojiblanco. Sólo Cata Díaz ha supuesto un desembolso por parte del Atlético de
Madrid. Los otros fichajes, "Cebolla"
Rodríguez y Emre, han llegado a
coste 0. Poca inversión para un club que no necesitaba grandes desembolsos.
El capítulo de salidas tampoco ha sido
muy nutrido, con salidas de jugadores secundarios, si obviamos el final de la
cesión de Diego. Salvio y Domínguez dejaron buena caja en las arcas del Calderón, mientras
que Perea y Antonio López cerraron un ciclo con luces y sombras en el Atleti.
Capítulo aparte merece Diego;
Querido y respetado por el Calderón, tuvo un rendimiento a todas líneas bueno,
pero su elevada ficha imposibilitan, de momento, tan ansiada contratación.
Con todos los jugadores encima de la
mesa, el Atlético se sostiene en un pilar desde el banquillo: Cholo Simeone. El argentino aterrizó en
una auténtica jaula de locos, poco tiempo después el equipo se proclamó campeón
de la Europa League y se quedó a las puertas de la clasificación a Champions.
La afición le adora, la plantilla le respeta y tendrá un año entero para
trabajar sus ideas, ¿su único problema? El eterno bucle frenopático que rodea
al Atlético.
El equipo de Simeone se centrará sobre una idea clara basada en la entrega y la
lucha. Centrado en el aspecto defensivo, obsesión de Simeone, el equipo encomendará su producción ofensiva al talento de
Arda o Adrián, y al instinto asesino de Radamel Falcao.
Importante será el papel de Arda, el turco debe refrendar su gran
año, aunque ciertamente irregular, y hacer olvidar a Diego. Doble reto para un jugador acostumbrado a vivir con la
presión de Estambul.
¿Y cuál será el objetivo del Atlético?
Claro y conciso: ser el campeón de los mortales. Con un Málaga sumido en el
caos, un Sevilla ciertamente debilitado y un Athletic en vilo debido a las
inminentes salidas de Javi Martínez
y Llorente, parece claro que el gran
rival del Atlético será su enemigo íntimo levantino: el Valencia de Pellegrino. Si la tercera plaza sería
un buen premio para el Atleti, la cuarta se antoja como indispensable para un
club que disputará su cuarta Europa League seguida. Si bien esta competición ha
regalado los momentos más placenteros en la historia reciente del club, es
necesario ingresar los jugosos premios que reparte la máxima competición
continental. Todo lo que no sea Champions será un fracaso.
Con estos ingredientes se presenta el
Atlético de Madrid, equipo que esquiva los tópicos con tanta facilidad como
busca los problemas. Pura incógnita.
A.Briega
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