Tan caprichosos son los avatares del destino que quisieron juntar para el mismo fin de semana las asambleas de socios compromisarios de Madrid y Barça. Son estas reuniones cuna de investigaciones, mamoneos e insultos varios que hacen, por ejemplo, que Rosell acuda tarde al partido del Barcelona o que Florentino sea aclamado en lor de multitudes. Defraudaron claro, y esta vez no hubo compromisarios rojiblancos ni arengas anti-Laporta. Sacamos en claro que el presidente barcelonista quiere plantar alcachofas en unos terrenos no aptos para la construcción en Viladecans, repartiendo una a cada socio, dios nos libre de tal expolio, y que un socio madridista de ahora en adelante famoso, alentó a Florentino a cuidar a su mascota, no sea que se revele. Los culés votaron que no se podrá fumar en el Nou Camp y desde la capital oteamos un terrorífico síntoma de que se acabó el vender humo.
Así las cosas el fútbol volvió a Barcelona, osea que volvió Messi. Ocurre que en estos partidos de oda al fútbol Guardioliano el Barça gana y nadie pierde. Manzano apostó desde la media hora antes del partido en saber que los tres puntos estaban perdidos y alineó una defensa que, como se decía vía Twitter, no debe juntarse ni para desayunar. En el primer gol a Perea a quien sabíamos que se le caería el chupete, se le cayó. Obvio. Después vino el segundo, en cúmulo de circunstancias; de un posible fuera de juego, de despistes de los defensas, de salida en falso del portero, de tanto en propia. Tras varios años de estudio las conclusiones de toda esta alineación de planetas siempre acaban igual: gol al Atleti. Hablar de Messi dejaría sin palabras el resto de la crónica con lo que escribiremos de lo que habló Manzano en rueda de prensa.
-O juegan con el filial o haces el partido del siglo.
Doble fallo el de Goyo. Primero por no haber leído a Voltaire (“suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan”) y aplicar la máxima a un equipo que no puede tener suerte con la preparación de Antonio López y la escasa creación de oportunidad que propician en el océano de Can Barça Mario Suarez y Tiago. Y segundo, porque de haber jugado con el filial también hubieran ganado.
Dos horas antes el Madrid hizo pagar los platos al Rayo a escote. Y no fue por falta de ganas de los de Vallecas que se adelantaron en el segundo 20 en una falta de concentración de inicio de partido que nos recordaba a antaños de los vecinos del Manzanares. Los primeros 30 minutos nos demostraron que el Rayo es jugón, que tiene descaro y hombría y que van a dar buenas tardes. También (más que demostrarnos nos confirmaron) que Lass no puede jugar en el equipo capitalino. Hablamos de Lass el del Madrid. Hay días que las comparaciones y la sinonimia son terriblemente dolorosas. El Sargento Hartman en el que se ha convertido Mourinho ha comenzado su ronda letal de asedio a los reclutas patosos. Suicidado Pedro León, el punto de mira está ahora en Kedhira, Lass y el momento de apretar el gatillo. Suena diciembre, pero nunca se sabe. Con el 6-2 nos quedamos sin parte del espectáculo del portugués que en mi bar de parroquianos consiste en enchufar el iPhone para ver las rajadas en rueda de prensa. Llegamos también a la conclusión de que no nos gusta ver a tipos que creemos duros intimando con otros con barba, por lo que apagamos la tele en las carantoñas Mou-Sandoval. Y nos dejamos espacio, eso sí, para una pregunta mostradora de realidad y quizá epitafio de favorito: si el Madrid mete 6 ¿por qué el Barcelona con 5 convence?
Darío Novo
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