(...)El empleo táctico de la palabra genocidio es un eufemismo a la inversa. Para un estudio sobre manipulación de masas, sería interesante diseccionar la sesión del martes. Porque los mismos oradores que instigaron a la guerra con exageraciones y mentiras, también usaron el eufemismo para lo que suele servir: suavizar significados demasiado duros. Por una parte -y esto se aprende en primero de Propaganda-, les convenía magnificar los rasgos criminales del enemigo, y por ello llamaron genocidio a un choque de tribus extranjeras. Por otra, había que simular las contradicciones morales de Zetapé, y por ello llamaron crisis a una guerra, y acción humanitaria a un bombardeo. Empequeñecer donde sobra, aumentar donde falta. Zetapé hace con el mundo lo que Hugh Hefner con las mujeres.
David Gistau hoy en El Mundo
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