Y es que los de Rajoy, ya felizmente alojados en la charca identitaria, igual pretenden de los foráneos que demuestren el dominio del catalán que repudian, por inconstitucional, en el caso de los nacionales. "Contrato de integración", se llama el sucedáneo criptopujolista acuñado en Génova. Que por tal responde la vía a través de la que la derecha dizque española va camino de absorber los fundamentos doctrinales del catalanismo, aprestándose de paso a cohabitar en idéntico redil moral. Al respecto, en cualquier otro sitio resultaría ocioso recordar que la única obligación exigible a los habitantes de un Estado de Derecho es el cumplimientos de las leyes. Punto.
José García Domínguez
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