Benjamin Franklin decía que sólo hay dos cosas seguras en esta vida: La muerte y los impuestos. En relación al derbi madrileño existen tres: La muerte, los impuestos y que el Real Madrid siempre gana al Atlético. Incapaz de superar su síndrome y su complejo de inferioridad, el equipo rojiblanco volvió a inclinar la cerviz. Los merengues, que antaño no tenían el riñón cubierto, llevan años surcando el Manzanares a modo de crucero de placer. La historia interminable de cómo el Madrid humilla al Atlético, consta de factores históricos, económicos, deportivos y sociales. Se escribe así: Florentino avala para ser presidente del Madrid, Cerezo se hizo con el Atlético sin poner una sola peseta; los socios del Real eligen a su presidente, los del Atlético no tienen ni voz ni voto; el Madrid es el club con más ingresos, el Atlético es uno de los más endeudados; el Madrid ficha a los mejores, el Atlético se descapitaliza para traspasarlos. Este Madrid juega a fútbol y corre, este Atlético corre y no juega a fútbol; el Madrid cuenta con Casillas y un grupo que le apoya, el Atlético tiene a Kun y grupo que le estorba; este Madrid tiene una plantilla de verdad, este Atlético cuenta con una de mentira; el Madrid tiene defensas que pegarían una patada a su madre con tal de ganar, este Atlético no puede ganar porque tiene a jugadores que son madres; el Madrid tiene pegada y puntería, este Atlético tiene puntería de pega; el Madrid tiene oficio, este Atlético tiene ataques de pánico; el Madrid siempre sale de situaciones embarazosas, al Atlético sólo le falta quedarse embarazado; el Madrid no puede presumir de ser segundo, este Atlético saca el confeti si entra en Europa; para el Madrid es un fracaso no ganar títulos, para este Atlético los títulos son un placebo de su dramática realidad. Como canta Alejandro Sanz, no es lo mismo.
Rubén Uría
0 comentarios:
Publicar un comentario