Reconózcome gran admirador de la
España cañí, o mejor, de los españoles cañís. Y gran culpa de esta devoción la
tiene ese señor que, con cierto aire del profesor Tornasol de los tebeos de Tintín, presentaba hasta hace unos
meses los telediarios, y que a mí me cae muy bien desde que empecé a seguir su
trabajo periodístico-recopilatorio llamado Celtiberia
Show. Su nombre, Luis Carandell.
Celtiberia Show era un enorme collage de la España cañí, del
topicazo real y descarnado de la filosofía tragicómica del español tipo. Valga
como muestra un botón que me hizo partir de risa. En un cafetín de Sevilla, el
autor se encontró con el siguiente cartel: “Café, 3 pesetas; Café-Café, 3,50;
Café por la gloria de mi madre, 4”.
Sí,señor, esto es cañí. Es
reconfortante comprobar que en este país en que vivimos el personal sea tan
chuleta, tan castizo y, por supuesto, tan considerado y honesto con su
clientela. O como ese otro bar en Málaga (esto me lo ha contado mi madre), que
anunciaba: “Té de las 5 todo el día”. Digno, desde luego, de aquel celtibético Guasa Club creado en La señorita Trévelez por el genial Carlos Arniches.
Otra costumbre típicamente
española que me llama poderosamente la atención es la de echar mano del
cultismo. Hace sólo unas semanas, presencié una escena en un despacho de
quinielas realmente interesante. Llegó un hombre a las ventanillas para pedir
unos impresos de lotería primitiva o loto, y héte aquí que suelta: “Déme unos
boletos de esos de la LODE”.
En fin, ante la proximidad de la
Semana Santa, los Gabinete Caligari
estamos preparando una canción para la circunstancia, cuya letra es una saeta
popular que se canta en Andalucía, plena de sabor cañí: Virgen de la soleá / alegra ya esa carita/ ¡Si ya sabemos tó er mundo/
que el domingo resucita!
Jaime Urrutia
ABC (Gente y aparte),
sábado 11 de abril de 1987
Extraído de la Hemeroteca de ABC
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