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Lo
que para un madridista como tú debe ser un trabajo gustoso, el poder charlar de
madridismo desde las tripas con periodistas declarados de la causa como Juanma
Rodríguez.
El verano pasado me
llamó Jesús Alcaide, consiguió mi teléfono llamando al periódico. Al principio
estaba un poco nervioso, ya había ido a tertulias de Intereconomía pero al ser
mi empresa me imponía menos respeto. Luego también está el recelo del nuevo que
llega siendo además un periodista generalista como yo… Pero encontré enseguida
una facilidad, una familiaridad en la que me encuentro comodísimo. Es un
descanso, un gusto y encima me pagan ¡así que no puedo pedir más! Sí que me
gustaría aprender más de fútbol porque leo a gente que tiene auténticas tesis sobre
el 4-4-2. Yo a veces veo el fútbol y me fijo en instantes individuales de
habilidad o de fuerza. Estoy aprendiendo poco a poco y no descarto algún día
hablar de fútbol sabiendo algo.
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Una
frase que creo que le gusta mucho a Ruiz Quintano, o que al menos utiliza, de
Ruano que dice que “Hasta quienes no tenemos nada que ver con el fútbol,
estamos insobornablemente reunidos en torno al Real Madrid” hablando del
prestigio nacional. Un prestigio que ahora, la España plural solo entrega y ve
válido al fútbol del Barcelona…
Eso es muy interesante.
Ruano es quizá, con Camba, el mayor columnista de la historia del siglo XX,
Umbral no sería nada sin él, un tipo que acudía al estadio y no sabía nada de
fútbol, pero en ese momento la gran figura social de la época era Santiago
Bernabéu. Él escribió esa frase con el matiz nacionalista que tiene y que alude
también a esa universalidad o cosmopolitismo de la camiseta blanca. La descubrí
y le pasé la cita a Iñaki [Ignacio Ruiz Quintano]. Iñaki ha leído todo Ruano y
todo Camba, que ahora está de moda pero fue él quien lo empezó a reivindicar y
es un honor que aún no se le ha reconocido. Él me descubrió a Ruano. En cuanto
al sentido de la cita, visto desde ahora a mí no me gusta eso de unir una
camiseta a unos valores, a una dimensión trascendente o política…El Madrid solo
tiene que ser una cosa: el mejor equipo del mundo y el que más títulos gane.
Pero nada más que un club, allá cada cual con sus peligrosas amalgamas.
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Fútbol
muy parecido al de la Selección y que ha hecho que en vez de mandar a contar
ovejas a los niños al dormir les hagamos contar pases de Piqué a Busquets y de
Busquets a Puyol
Sí, de hecho Tito
Vilanova reconoció a principio de temporada que con el tiquitaca le decían que
los partidos carecían de emoción. Detrás de esa frase se esconde un
reconocimiento de que el dominio total de la pelota carece de velocidad, de
épica. El problema del Barcelona -y no hay que negar la racha formidable que
atravesó con Guardiola, una inercia de la que todavía viven-, o más bien de sus
panegiristas, es establecer una ecuación entre tiquitaca y superioridad ética y
estética, fundada por Guardiola cuando dijo aquello de que “practicamos un
fútbol de izquierdas”. Por eso la ecuación me parece errónea para el Real
Madrid, que siempre ha jugado a arrollar al rival, al ataque, pero al ataque en
tres pases. El hecho es que Mourinho, a quien se calificó de ultradefensivo,
tiene el mejor promedio goleador de todos los entrenadores del Real Madrid y no
se le reconoce por las mezquinas campañas sustentadas por intereses mediáticos
y crematísticos que todos conocemos y que son ya tan aburridas.
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¿Y
no parece un poco carente de valors eso de chutar contra aficioandos del Real
Madrid o apartar a un niño contra seguratas en Granada?
Le hacen un flaco favor
a Messi diciéndole que es el espejo en el que se miran los niños de las
favelas, es una responsabilidad con la que nadie debería cargar. Messi es lo
que es. Un jugador de fútbol, dotado de una elocuencia manifiestamente
mejorable, y con una marrullería de canchero argentino evidentísima.
Pasa que el emisor de
juicios español se basa en la brillantez de la superficie. Cristiano por la facha,
por los gestos, por la mujer que tiene va directamente a la glándula española que
segrega la envidia y Messi no, lo que no significa que sea arrogante, como ha
demostrado echando a los compañeros que ha ido echando. Creo que hay que
desmontar estas cosas pero también sin obsesionarse porque a veces en torno al
fútbol comenzamos a montar unas jerarquías morales y unas arquitecturas estéticas
que son complicadas de sostener. Escandalizarse porque Messi pegue un pelotazo
al público jugaría en contra de los propios madridistas que tenemos jugadores a
los que a veces se les va la olla, no vamos a descubrir ahora a Pepe. Me
gustaría despolitizar pero sobre todo desmoralizar el fútbol y subrayar que en
el fútbol el fin justifica los medios, siempre que no entren en el terreno del
Código Penal.
El
Barça tiene el problema de atender a demasiados frentes. Tiene que tener a la
prensa contenta, también tiene que sostener una actitud política nacionalista.
Todo esto sin olvidar los títulos deportivos. Parecía que con Rosell llegaba el
momento de desbrozar un poco el camino, luego se ha dado cuenta de que es
imposible. Pero eso es un problema que tienen los culés, especialmente los que
no son catalanes o nacionalistas. El culé asturiano o extremeño tiene una
identificación puramente futbolística con el club, una identificación que se
aleja de los valores mesiánicos que profetiza este Barcelona.
El
tema de los valores en el fútbol o en el deporte en general… Mira, el mejor
deportista de todos los tiempos, Mohamed Alí, era un auténtico cabrón. Alí era
un tío que practicaba la desmoralización, el insulto, la injuria. Prepara el “Thrilla in Manila” machacando a Frazier,
acusándole de ser un gorila al servicio del racismo del hombre blanco, que es
lo peor que se le podía decir a un negro en la época de los Panteras. ¿Qué
dirían los adalides de los valores? ¿Y los que reparten los Laureus o los
Príncipe de Asturias?
Maradona
tampoco era ejemplo de nada. Pero ellos no son diferentes, los grandes genios
del deporte, por fortuna, no son inmaculados. Te estoy hablando de George Best.
O el caso de Zidane, que se va del fútbol pegándole un cabezazo a un tío en la
final de la Copa del Mundo; ese día una parte de mí, la más sensible a los
valores y a la corrección política, musitó: “qué lástima”; pero luego pensé: qué
cojones, esto es maravilloso, un tipo como Zidane, el ejemplo de la elegancia,
pone punto final a su carrera cabeceando a Materazzi, es algo genial. Visto
así, el cabezazo no es un ejemplo para los niños pero sí para los hombres… y el
fútbol es cosa de hombres.
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Has sacado a relucir el tema del boxeo. Leía antes una cita
de Machado que decía que los boxeadores son luchadores superfluos
Ese es
un adjetivo puramente machadiano, en
el buen sentido de la palabra. Claro,
son superfluos porque no se pegan por necesidad. Se pegan por lujo o por arte,
lo que me lleva a la concepción de Wilde de que arte es todo lo que es inútil
en la vida. Esto es precisamente lo que hay que fomentar en estos días; las
cosas inútiles, los placeres caprichosos. Hay que olvidarse de tanta
eficiencia, alejarse del discurso tecnócrata y fomentar la arbitrariedad, el
capricho…
El
boxeo desde que empecé, hace seis o siete meses, me está enseñando que es pura
técnica. No tiene nada que ver con la ira, aunque es verdad que nunca serás
campeón si no tienes una especie de misantropía, un odio a la humanidad en
general que te lleva a pegar cada puñetazo con el deseo de matar al contrario. Pero
practicado a nivel amateur, te das cuenta de la cantidad de técnica que lleva
detrás. Una sincronización de movimientos cercana al baile. Es pura suavidad,
es sincronía con la cadencia de tu propio cuerpo. Los buenos boxeadores no
piensan lo que hacen porque han interiorizado todos los movimientos. Cuando ven
un ring, las mentes simples tienden a resumir el espectáculo en “dos tíos
pegándose”. Evidentemente el boxeo tiene un componente de adrenalina, de agresividad
que indudablemente genera atracción.
Sin
embargo los púgiles son los primeros que se abrazan tras el combate. Yo, en las
pocas veces que he combatido un poquito en el gimnasio, siempre que termina el
asalto me he acabado abrazando al contrincante, reafirmando lo bien que lo ha
hecho tu rival. Esto va en la naturaleza del ser humano varón desde su
infancia, lo hemos visto en mil películas sentimentalonas en las que dos chicos
acaban haciéndose amigos a base de pelearse. El boxeo tiene un componente inocente,
de dos niños grandes que están pegándose. En este deporte se crean vínculos
afectivos plagados de nobleza.
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Vamos que este deporte son valores y no los que pregona el
Barça…
Es
más, los buenos entrenadores de boxeo no admiten a un tío que ven que se está
apuntando a boxeo para llevar esas técnicas a la calle. Lo hemos visto en The Wire con el entrenador negro que
saca a los niños de las esquinas y del trapicheo de droga, y claro, no les va a
meter a traducir a Aristóteles. Les ofrece un entretenimiento, medianamente
moral, que sea un ejercicio deportivo vinculado a la testosterona, a la adolescencia,
porque no vas a poner a jugar al ajedrez a los niños de las esquinas de
Baltimore. Ese es el valor real que tiene el boxeo, ahí reside su nobleza.
En mi
gimnasio hay un crisol de la sociedad que va del empresario de cierto éxito
hasta reponedores de tienda de ropa. Es un poco como el Club de la Lucha; la
gente va ahí, se desfoga y luego se marcha duchadita por donde ha venido.
Terminamos con una serie de nombres para que expongas
valoración.
- Wenceslao Fernández Flórez:
Bueno,
Fernández Flórez es un periodista que ya va siendo hora de que se reivindique.
Tiene menos nombre que los Camba, Nogales, Ruano…porque ha sido menos
reivindicado y porque se le hace el flaco favor desde los manuales de
literatura al señalarle exclusivamente como autor de El bosque animado. Sin embargo, lo mejor y lo más útil para un
periodista de Fernández Flórez son sus crónicas parlamentarias. Desde esta
humilde tribuna invito a todos los que les guste leer columnas que se compren
la colección de artículos suyos titulada Impresiones
de un hombre de buena fe. Fernández Flórez las escribió durante la época en
las que el Conde de Romanones regía de forma caciquil los destinos de España.
Son unas crónicas parlamentarias absolutamente insuperables. No ha habido un
cronista parlamentario como él. Quizás Camba era mejor articulista de
costumbres. Ruano encontraba el lirismo con más acierto. Pero en la crónica
parlamentaria pura y dura, Fernández Flórez es un absoluto maestro. Yo trato de
seguir sus pasos cuando me toca ir al Congreso a cubrir la información
parlamentaria. Mira, en el fondo se repiten los mismos estereotipos del
político más allá del paso del tiempo, lo que hay que hacer es escribir como
escribía este tipo.
Tuve
la suerte de visitar su casa en Galicia y la verdad es que la visité con
verdadera mitomanía. Me parece uno de los cinco grandes de la historia
periodística de España, lo que significa que sería una verdadera pena que los
estudiantes de Periodismo no leyeran sus crónicas.
- Josep Pla:
En Pla,
más allá de El cuaderno gris, no
importa tanto la obra como el propio temperamento hecho estilo que él enseña.
Es una pena que haya tan pocos libros traducidos al castellano. Pla tiene 46
volúmenes publicados en catalán y apenas media docena han sido vertidos al
castellano. Esto es porque Pla es un escritor incómodo para la industria
cultural porque es un tipo imposible de encorsetar bajo ningún cliché gracias a
su insobornable individualismo.Yo
creo que Pla es el Borges español en el sentido de que ambos son en sí mismos
una literatura. Cada vez más la crítica se va dando cuenta, ahora falta que la
industria también se percate y traduzca sus obras a los castellanoparlantes.
Pla es
una maravilla, es una actitud ante la vida que te enseña a tomarte las cosas
con mucha distancia. Te lleva a valorar los placeres concretos, a odiar el
barroquismo, a odiar la fatuidad tan presente en el periodismo, la política o
la vida en general. Este tipo sí que es una lección de humildad. Para Pla esta vida
se resume en la comida, las señoritas, tomarse un whisky después de comer y la
cultura. Y en el fondo no hay nada más que eso.
Tiene
sentencias que yo repito constantemente, verdaderas lecciones de vida gracias
al periodo plagado de guerras que le tocó vivir y cubrir. Él se dio cuenta del
peligro de la fascinación por el carisma. Pla decía que cuando das el poder a
los virtuosos todo el mundo se muere de hambre, una frase que a mí
particularmente me encanta.Todas
estas lecciones son de un tío conservador, pero enemigo del dogmatismo de la
derecha. Tiene una serie de descripciones, actitudes o miradas que me han
enseñado a vivir y a leer.
- Julio Camba:
Camba
es una rareza en el columnismo español, por eso es tan grande. Es un escritor
de temperamento inglés, de los grandes humoristas ingleses, que es a los que él
leía, porque él decía que no leía periódicos españoles para que no se le contaminase
el estilo.
Camba
era un superdotado de la sintaxis, un genio de la paradoja como lo era
Chesterton en Inglaterra. Era un tipo que sabía que cuando empezaba a escribir
un artículo éste pasaba a ser inmortal. Tengo leídos artículos suyos del año 31
sobre los atascos en Madrid que parecen un chiste de Mingote de los 80 o una
columna costumbrista actual. Hace una mezcla de sociología, de costumbrismo, de
burla amable del carácter español que no pasa de moda.
Decían
de Camba que del tema tópico del momento, siempre el mejor artículo era el de
Camba. Tenía esa virtud de cuadrar el artículo. Solía empezar el tema con una
paradoja y los cierres son perfectos, siempre enlazados con la idea principal
pero llegando a la conclusión más sorprendente. Yo los considero casi relatos,
pero relatos de opinión. Es un genio absoluto.
- Pasamos a los contemporáneos. Arturo Pérez Reverte:
Reverte
ha triunfado mucho con esta pose canalla y maldita que ya se la ha copiado
tanta gente que parece mainstream. Ahora
el jeremías es puro mainstream. Lo que
pasa es que a mí me ganó una vez que yo fui a una conferencia suya en la que
habló el Pérez Reverte lector y productor de novelas de éxito. No habló el que
se sienta en el bar de Lola todos los domingos en Twitter.
Él en
esa conferencia señalaba que era consciente de que no iba a entrar en la
historia de la literatura, así, con toda humildad. Reconocía que él
manufacturaba novelas capaces de gustar a sus lectores. No se consideraba un
artista, sino un artesano. Reverte elabora un producto para el que se
documenta, dosifica la trama, investiga un personaje, busca localizaciones para
sus novelas como si de un director de cine se tratara, todo esto hasta fabricar
un producto elaborado. A mí eso me merece mucho respeto.
Lo que
no respetaría es si Reverte fuera tan fantoche de decir que es el mejor
novelista después de Cervantes. Pero como él sabe lo que hace y tiene
exactamente medida su ambición a sus capacidades, yo me quedo con ese Reverte
que, como señalé en La Gaceta, me
ganó.Luego
el personaje público que va con la espada en alto atizando a todo lo que se
mueve, bueno, eso es parte de su estrategia de marketing. Particularmente está
entre los pocos columnistas que nunca dejo de leer si puedo. Pero te repito que
me ganó por el lado del absoluto reconocimiento de cuál es su lugar en el
mundo.
- Ignacio Ruiz Quintano
Es el
columnista al que yo desde pequeño me quise parecer. Tiene un manejo finísimo
de la sátira y una cultura oceánica que abruma. Yo llegué a Camba, Ruano y
Fernández Flórez a través de las columnas de Quintano en el ABC de los 90. Me daba muchísima
vergüenza conocerle, pensaba que iba a ser una especie de ogro arisco porque
sus columnas a veces son de un vitriolo absolutamente corrosivo. Sin embargo un
día nos presentaron y hasta el día de hoy no hemos dejado de hablar ni un solo
día, prácticamente. Es como un segundo padre para mí, más allá de ser un padre
literario y un amigo entrañable. Admiro especialmente en él algo que él mismo
me enseña y que es la independencia irreductible a todo y a todos.
- David Gistau
Otro
que de leerle con admiración se ha convertido en amigo. Eso es una de las
mejores cosas que de momento me ha dado la profesión: el poder departir con admirados
compañeros que se han convertido en amigos.David
es un tipo generoso, que a pesar del éxito que ha tenido -porque probablemente
es de los columnistas más exitosos hoy de España- sigue siendo el tipo que
prefiere ir a boxear que comer con un ministro. En este país mucha gente
perdería el culo por comer con un ministro, porque hay esa fatuidad, para luego
poder contarlo. Pero así es David.
Gistau
ha apoyado a gente como Jabois o mí mismo cuando nadie o pocos apostaban,
porque el español muchas veces espera a que haya una sanción oficial para
valorar a un determinado tipo. La figura del ojeador futbolístico trasladado al
terreno de la cultura brilla por su ausencia. Nadie se atreve a señalar a un
tío que le parezca bueno no vaya a ser que no esté seguro de su criterio y todo
el mundo se ría de él. La mayoría prefiere esperar a que ese tipo fiche por un
medio grande para empezar a apostar por él.Esto a
David no le ha importado nunca. Donde ha visto un bloguero que le ha parecido
interesante, se ha interesado por conocerle. Tiene esa generosidad e independencia
que tanto valoro en él.
- Manuel Jabois
Con
Jabois me pasa una cosa que no sé si me ha pasado más veces. Siento una
identificación absoluta con su forma de entender la profesión, con su modo de
vida incluso. También con las lecturas que para él han sido importantes. Mitos
que han sido suyos y que también lo son míos como Scott Fitzgerald y otros
escritores de la Generación Perdida. Desde que le conocí en Galicia hemos mantenido una relación muy entrañable, creo que
va a durar toda la vida. Ya te digo que con Jabois es una cuestión casi
temperamental. Siento una extraña fraternidad con él.
-Y el último, Jorge Bustos
Pero
yo no tengo que decir nada de mí mismo. Yo a lo único que aspiro es a seguir
escribiendo y a cobrar por ello. Y en caso de que no pueda ser así, y que nunca
domine bien el croché de izquierdas para poder subir al ring, pues tendré que
buscar otra cosa.Lo
único que espero de mí mismo es no venderme a nadie, porque las tentaciones
están siempre ahí. Y lo segundo es seguir escribiendo, tener algún
reconocimiento del gremio, quizás alguna novela… Decía Jabois precisamente que
escribimos por vanidad y tiene toda la razón. Por ejemplo esta entrevista la
agradezco muchísimo porque significa que alguien te lee con interés. No pido
más que eso…
Darío Novo y A.Briega
Jorge es un tipo admirable, sin duda.
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