Nueva temporada la que viviremos en el Calderón, el Atlético presenta su versión 2011/2012, una versión pensada una vez más para asomarse a Champions League como objetivo primordial añadido al histórico anhelo de mirar a los ojos a los dos gigantes del fútbol nacional, algo que se antoja harto complicado.
No se podría entender el nuevo Atlético sin empezar analizando las despedidas, unas despedidas que se han producido de muy distintas formas, desde salidas traumáticas, pasando por salidas balsámicas para las dos partes y ventas positivas para la entidad.
No hay que olvidar que el capítulo de salidas se inició el invierno pasado con la marcha de Simao a Turquía, este verano el checo Ujfalusi también hizo las maletas dirección Estambul, en operaciones similares. Ambos habían alcanzado el tope en Madrid y había que encontrarles acomodo, la solución se ha encontrado en el fútbol turco, un fútbol que hace las veces de cementerio de elefantes, pero, pagado a precio de estrella.
En el capítulo de despedidas nacionales, la operación más importante la ha protagonizado el canterano David de Gea, traspasado por 21M al Manchester United. Muchísimo menos traumática que la marcha del último niño bonito de la cantera, Fernando Torres, la transacción parece haber dejado contentas a ambas partes, De Gea no se resiste a los cantos de sirena del mejor equipo de la Premier y el Atleti saca una cifra importante por un portero joven, solo queda el sabor amargo, de ese chico que podía haber sido bandera de una generación rojiblanca y de un proyecto campeón, pero que marcha, posiblemente antes de tiempo, por la ausencia total de una coherencia entre historia, exigencia y resultados.
Los otros dos jugadores nacionales que abandonan el barco han sido los desacreditados Valera, dirección de la redentora Getafe, mientras, Raúl García parte rumbo a la Pamplona que le descubrió y soñó fabricar un jugador con nivel de selección nacional. Ambos habían agotado sus balas y ni la dirección deportiva, ni el respetable, estaban por la labor de aguantar un año más a dos futbolistas que han fracasado estrepitosamente en el Atlético.
El último en salir del club, salvo giro radical, tiene un nombre ilustre: Diego Forlán. Jugador franquicia junto al Kun Agüero, su rendimiento pésimo en la última campaña, sumado a su edad, divorcio con parte de la grada y una actitud muy por debajo de su aptitud, han dado con el uruguayo rumbo a Milán, a un Inter que tras ver marchar a Eto´o sigue buscando su camino tras el huracán Mourinho.
Se habla de una venta por 5M, el mejor juicio realizable a esta venta es recordar la oferta de 2008 por el uruguayo llegada desde la Castellana, 20M más Higuaín y Sneijder…sobran las palabras, cuando el populismo se apropia de la dirección deportiva suelen desaprovecharse auténticas oportunidades. El uruguayo deja el Atlético con una Bota de Oro, 2 títulos, pero, la eterna necesidad de reivindicarse. Triste que vaya a dejar el club por la puerta de atrás, pero, tanto el, como el Atleti, lo han buscado.
Todas estas ventas, muy importantes algunas, han quedado eclipsadas por el culebrón del verano, tanto en España, como quizás en Europa. La marcha de Sergio Agüero, previsible en el fondo, infame en las formas. Se ha hablado tanto y tanto de esta marcha, que no voy a profundizar en el cómo, ni el por qué. Partió dirección Manchester, al megalómano proyecto del Jeque Seikh Al-Mansur, dejando en caja 45 millones, un precio bastante inferior al nivel de un Agüero que tiene un potencial Balón de Oro en sus piernas. A juicio personal, el Atlético ha visto marchar al mejor jugador que haya visto el Calderón en los últimos 20 años, da que pensar por qué el Atleti no ha sido capaz de hacer un proyecto acorde a un jugador de tamaña calidad, primero fue Fernando Torres y ahora Agüero, dos finales tristes para lo que podía haber sido un bonito y duradero matrimonio
Todas estas marchas han encontrado consuelo en unos fichajes que en el siguiente capítulo trataremos.
A.Briega
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