El «bien común» es un concepto abstracto, en el que muy pocos piensan y casi nadie practica. Es ésta una vieja carencia de España, a la que se ha venido a añadir los nacionalismo disgregadores, que hacen difícil la visión del conjunto y la solidaridad ciudadana. Que los intereses de las partes prevalezcan sobre los de la nación es una patente de corso para que los aprovechados entren a saco en las arcas públicas, como ha ocurrido en muy distintas comunidades. No existe realmente una «sociedad civil», y sin sociedad civil no puede darse una verdadera democracia.
J.M. Carrascal
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