Perdón por el retraso...
Primer "match-ball" el que debía disputar el Atlético, llegaba el Rosenborg, uno de esos equipos que debido a sus multiples participaciones europeas, no nos suena a desconocido, pero que gracias a ellas, tambien, podemos saber que es un rival poco temible.
No se la jugó Quique con su 11 inicial y salió con todo, dejando a Agüero en el banquillo para, o bien apagar un posible incendio, o bien dar la puntilla a los noruegos, como acabó ocurriendo.
El mensaje era claro, no se podía, ni se concebía un tropiezo y los jugadores lo entendieron rapidamente. Los primeros 10 minutos se sucedieron con ocasiones encadenadas del Atlético, especialmente una de Simao y otra de Diego Costa. Tras este primer arrebato ofensivo local, el partido pareció asentarse y los equipos marcaron sus posiciones, el Atleti buscaba pacientemente el gol, el Rosenborg se replegaba cada vez más, sin ruborizarse dejaba sus 11 jugadores en su campo, obviando la posibilidad del contragolpe.
Cuando el partido comenzaba a entrar en una dinámica aburrida, apareció Reyes, me detengo en Reyes, quizás una de las mayores resurrecciones que se hayan visto en los últimos en el mundo del fútbol, de pasar a ser un jugador marginal en una liga menor, a ser absolutamente esencial e incluso estelar en ocasiones en el Atleti. El fruto de esta aparición del utrerano fue un magnífico centro al corazón del área que no desmereció Godín, cabezazo perfecto y picado que hizo imposible la estirada del meta noruego.
Encontraba el Atlético el gol que le debía dar tranquilidad y espacios ante un Rosenborg que tenía ante sí un horizonte que jamás quiso. Pero poco más se pudo ver en el primer acto, pudimos comprobar que Forlán ni está, ni se le espera. Que Tiago en un partido flojo, aporta mucho más que Raúl García inspirado y que cuando Perea decide acordarse de ser el desastre que a veces es, lo consigue con todo merecimiento.
¿Y los noruegos? Poco, poquísimo, orden defensivo y apenas destellos de su mediocentro, Annan. Pero queridos lectores, hablamos del Atlético, especialista en que el poco del rival se convierta en mucho y casi ocurre una vez más, dónde no había nada, Perea falló y posteriormente Godín y Ujfalusi le acompañaron en el fallo, dejando a Prica solo ante Joel, que solucionó providencialmente el mano a mano. Susto al Atlético y mosqueo generalizado del público. Ante este panorama, el Atlético reclamaba el descanso y así fue.
El segundo acto, no tuvo más historia hasta que llegó el minuto 63. Entró el Kun Agüero por Forlán, significativo el cambio, este cambio reactivó al conjunto rojiblanco sobremanera y conectaron los buenos, los que saben, ejecutan y marcan diferencias. Reyes volvió locos una vez más a la zaga noruega y dibujó un gran pase entre líneas que Agüero, gracias a la colaboración de los centrales nórdicos, no perdonó, con una ejecución impecable con la pierda izquierda. Parafraseando al "filosofus maximus" del fútbol, el señor Valdano, el fútbol es un estado de ánimo. Y el Kun eleva la adrenalina del equipo y del publico, innegable.
Con la adrenalina elevada y Agüero queriendo recuperar el tiempo que Gurpegi le quitó, llegó el tercero. Gol de manual rojiblanco, con Joel lanzando la contra desde su arco, Reyes manejandola como solo el sabe en este equipo y con Diego Costa y Kun combinando en una gran pared. Diego Costa recordó que lo de tercer delantero, se puede empezar a discutir y batió con un cabezazo por arriba a Orlund. Este fue el epitafio del partido, que acabó con Reyes buscando su merecido gol sin suerte.
Partido cerrado, sin fuegos de artificio, sin malabares, pero con una virtud que años atrás parecía olvidada en el Manzanares: EFICACIA.
El próximo envite rojiblanco es una salida complicada, Villarreal, rival directo para puestos de Champions League.
A.Briega
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