jueves, 14 de abril de 2011

0 Encaste hispano

Cuando yo nací, todo el mundo gastaba bigotillo en procesión de hormigas a modo de tatuaje fascista. Y es que el fascismo, que en España, cuando no está prohibido, es obligatorio, era el monoencaste de la época, con su bigotillo y su forma (la misma para todos) de pensar, de leer y de decir.

Luego, entre el 77 y el 80, hubo dos o tres años de descanso, con una libertad pequeñita, como la que, entre clase y clase, se da en la escuela con el cambio de maestro, con Juanito tirándole una tiza a Pepito y robándole a Manolito el bocata de panceta.

Pero un día, donde había un yugo con flechas, pusieron un puño con rosa, y a todo el mundo le dio por gastar barbita esquiladita a modo de tatuaje progresista. Y es que el progresismo, que en España, cuando no está prohibido, es obligatorio, es el monoencaste de la época, con su barbita y su forma (la misma para todos) de pensar, de leer, de decir, y además, de mirar, de andar, de beber, de fumar…España siempre fue así. Fernández Flórez cuenta cómo a los hombres de su generación nunca les fue dado escribir como quisieran: lo mismo antes de la Dictadura de Primo que en la Dictadura de Primo que en la República de Azaña, razón por la cual opinaba de la libertad de expresión como aquel bohemio que, al oír a otro bohemio que los millonarios tomaban café con tostada todos los días, moderó, razonablemente:

—¡Hombre, todos los días… no será!
Ignacio Ruíz Quintano
ABC
Para leer el artículo Teoría del monoencaste español entero. Y el Blog de Ruiz Quintano.

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