En fin, será que, desaparecido en combate el benefactor monclovita del proletariado, los compañeros esperaban que, al menos, compareciese Roberto Chiquilicuatre, con permiso de la calavera de Largo Caballero, el nuevo Lenin español. Pero, como siempre lamentan los periodistas deportivos tras perder el equipo de casa, no pudo ser. Y es que, muerto Marx y prejubilado Javier Sardà, tras el efímero interinaje de Suso de Toro, ha llegado la hora de que Chiquilicuatre ocupe con todos los honores la plaza de intelectual orgánico de la izquierda patria. Dispone, pues, Cándido Méndez de su propio Eisenstein, el que, a falta de otro Potemkin, acaba de rodar la segunda parte de Cateto a babor por cuenta de
Esa versión multimedia del "vamos a contar mentiras, tralará" en la que el muñidor de la reforma laboral resulta ser nada menos que el emérito Manuel Fraga. Y por extensión, el Partido Popular en pleno, genuino responsable penal de la política económica del Gobierno como es fama. Así, tras mucho cavilar, diríase que Méndez y su nuevo pensador de cabecera han dado con una innovación ignota en la historia toda del sindicalismo mundial: la huelga general contra la oposición.
Extraído de: http://www.libertaddigital.com/opinion/jose-garcia-dominguez/chiquilicuatre-56117/
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